jueves, 13 de septiembre de 2012

Papa y mama viven el duelo de la noticia de manera diferente.


El momento de recibir la noticia y los sentimientos que se viven con respecto a esto, son variados.

Primero hay que pensar cual es el lugar que ocupa el pequeño que especial, en mi caso fue mi primogénito, pero si creo que se vive de diferentes maneras, si es el primero, el segundo o el tercero. No se acepta ni se siente igual.

Otro aspecto es como lo vive el padre y la madre. Para ser específicos, en el caso del padre, aparte de la negación hay un sentimiento de pérdida, pues el varón que esperaba, y que tenía la ilusión de que fuera como el, o jugara con él, no lo hará.

En el caso de las niñas, se exalta el sentimiento de protección y cuidado por parte del padre, esto lo escribo basada en la experiencia de conocer a parejas con niñas especiales.

Pero, reconozcamos que el padre al ser proveedor, no está en contacto, tan constante como la madre, con el pequeño, y el trabajo y otras situaciones, le ayudan a distraerse un poco de la situación, pues requiere concentración y dedicación al trabajo.

El caso de la madre es completamente diferente, el duelo es algo que lleva en el día a día.
Es la encargada de cuidar y estar al pendiente del pequeño, de vivir los malos y buenos momentos, sin olvidar la condición de su pequeño.

Es como leer y escuchar el diagnóstico del médico, los  365 días del año, las 24 horas al día, los 60 minutos de cada hora.

Sin olvidar que a partir de conocer la condición y estado de nuestro pequeño, debemos iniciar un largo andar de hospitales y médicos, en algunos casos unos muy humanos, pero en otros casos, personas faltas de ética, considerando que en la ética de los médicos, se incluye el ver al paciente como persona y no como un número más, en la lista de espera.


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