Mi primer diagnóstico, lo recibí en una clínica
particular, pues desconocía de especialistas o instituciones que me proporcionaran una consulta a costo
más accesible.
Por lo que me puse a investigar por internet.
En mi caso, nadie de mi familia había pasado por algo así. Así que no tenía a
quien preguntar.
Afortunadamente en el internet, encontré
algunas instituciones, que trataban el padecimiento y podían realizar una nueva
valoración.
Ahí conocí gente que como yo, compartían su
existencia con un ser muy especial.
Me di cuenta que en el caso particular del
autismo, las señales, eran claras y casi siempre las mismas. Algunos pequeños
en mayor o menor grado, pero al final de cuenta Autismo.
Escuche de casos con muchos avances y otros de
acuerdo a sus capacidades, eso me daba aliento, para buscar un lugar donde
apoyaran a mi pequeño de manera integral, o de la mejor forma posible. Y
gracias a Dios, lo encontré.
Lo que aquí me gustaría resaltar, es que en ese
buscar en varias instituciones y clínicas, encontré personas muy comprometidas
con su servicio y su atención, pero también personal falto de conocimiento del
conocimiento, había médicos, que se molestaban por actitudes o acciones de mi
hijo.
Quizá este fuera de lugar, pero el desarrollo
corporal de mi pequeño fue siempre adelantado a su edad, ahora con
sus 7 años de edad, parece un chico de más edad de la que tiene, así que esto
dificultaba las visitas médicas, a veces pateaba, manoteaba o lloraba mucho, lo
cual exaltaba en ocasiones a los médicos, para lo cual me preguntaba, si siendo
médicos, no sabían las características del padecimiento, no veía el motivo del enojo.
También encontré
a aquellos médicos, que se aferran a un solo medicamento, para todos los
pacientes y padecimientos, y que de ahí, nos los sacabas, en verdad uno es madre,
no médico, pero al final, somos nosotras las que vivimos los positivo o
negativo de la medicina.
Y claro también viví la burocracia, para
acceder a un servicio o el comentario de algunos médicos, diciendo: acá no
somos expertos ni tenemos mucho para atender este tipo de diagnósticos, pero le
hacemos los estudios para que no los pague en la calle, y acuda a una
institución especializada.
Y claro la otra, cara de la moneda, que quizá es la
que más padres vivimos, el comentario de; acepte la situación, eduque a su hijo
y a la familia.
Qué clase de palabras o acciones son estas,
cuando lo que uno más desea escuchar, es
que la situación mejorara cada día, para nuestros pequeños.
Sin mentiras, pero obviamente sin esa frialdad
que algunas personas, manejan con los padres. Ya de por sí, tenemos una tarea
titánica, para sacar a nuestros peques, adelante, como para encima escuchar
estos comentarios.
Eso sí, un gran reconocimiento, a quienes se
esmeran día a día por nuestros pequeños, y ponen todo de su parte, para
apoyarnos y regalarnos una sonrisa de esperanza.
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